miércoles, 6 de abril de 2016

Estimados estudiantes, cordial saludo.

Les comparto este fragmento de un trabajo realizado para la asignatura Educación y Nuevas Tecnologías de la Maestría en Educación que acabo de finalizar en la Universidad de Artes y Ciencias de Chile.  

El trabajo consistía en responder seis preguntas.  Aquí copio dos de las respuestas que están relacionadas con el tema central de sus trabajos integradores.

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Desde las lecturas obligatorias de la primera unidad, responda a las siguientes preguntas y/o temáticas:

¿Las nuevas tecnologías son un nuevo modo de comunicabilidad humanizadora, o un dispositivo instrumental que perfecciona, intensifica y amplía la expansión del capitalismo contemporáneo y del orden social vigente? Fundamente su posición.

Considero pertinente iniciar esta reflexión poniendo en cuestión el concepto de humanidad. ¿Qué es lo que nos caracteriza como humanos? ¿Es lo humano algo bueno por el solo hecho de ser humano? ¿No será que el antropocentrismo ha terminado constituyéndose en una desgracia para el planeta y para el hombre mismo?

Desde tiempos inmemoriales el hombre, como todas las especies, ha luchado por su sobrevivencia, sin embargo al hombre, a diferencia de todas las otras especies, se le ha caracterizado por su capacidad de razonar. Carlos Gaviria Díaz (2015), citando a Pico della Mirándola, nos dice que “la criatura humana es la única capaz de avistar un destino y perseguirlo”. Vale la pena entonces preguntarse ¿cuál es la meta, cuál es el destino de la humanidad? ¿Sigue siendo la supervivencia, el bienestar de la especie? Si fuese así, si el hombre utilizara su tan idealizada capacidad de raciocinio, respetaría la vida en todas sus formas, no pondría en riesgo a los recursos naturales y a las otras especies que garantizan el equilibrio natural del planeta.

Ahora bien, si esta capacidad destructiva de los hombres es producto de la manipulación; si los medios y las tecnologías nos han llevado a ser los “depredadores” del planeta, la tan alabada capacidad de raciocinio de los hombres queda en cuestión, así como tantos otros valores que se nos endilgan. Es necesario decir que el capitalismo es un proyecto tan humano como lo puede ser la “comunicabilidad humanizadora” puesto que son seres humanos quienes lo han pensado y quienes deciden el funcionamiento de las tecnologías. Como tan humanos son quienes arrojan papeles a las calles, asisten a las corridas de toros, violentan a sus hijos y parejas, discriminan a los otros por su orientación sexual, su origen, sus creencias… en fin. 

Pero bien, respondiendo a la pregunta, considero que las nuevas tecnologías son un dispositivo instrumental que perfecciona, intensifica y amplía la expansión del capitalismo contemporáneo y del orden social vigente. Veamos algunas razones:

ü Toledo y Comba (s.f) reflexionan en torno a la manera como las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación han colonizado todos los ámbitos la experiencia humana, concluyendo que, gracias a su intervención, se ha modificado nuestra ideología, esto es, nuestra manera de ver y vivir en el mundo:

Hoy las NTCI están en todas partes y modifican todos los ámbitos de la experiencia cotidiana: el trabajo, las formas de investigar, las modalidades de comprar y vender, los diferentes trámites que realizamos, el aprendizaje, las tareas del hogar, etc. Aún nos sentimos torpes con máquinas que no terminamos de entender. No sólo se modifica el uso de los aparatos sino que, y aún más importante en lo que se refiere a ideología, cambian las relaciones, se transforman los procesos culturales, los hábitos y los modos de interactuar. Y cambia, esencialmente, nuestro modo de ver el mundo (p. 5)

Esta ideología no es otra que aquella que, como veremos más adelante, responde a las necesidades del capitalismo moderno.

ü La finalidad del capitalismo moderno es la acumulación. Las élites económicas buscan tener mucho más poder económico, las “clases medias” buscan tener los recursos para vivir cómodamente, y ese vivir cómodamente se ha entendido como consumo (que enriquece a las élites). Para que las élites y las clases medias puedan alcanzar estos objetivos es necesario crear las condiciones (políticas y legislativas) para que la inmensa mayoría de la población se encuentre en la pobreza o en la miseria, y para que esta situación no cambie es fundamental el control ideológico de la población; las nuevas tecnologías son absolutamente funcionales a dicho control.

ü  Se pueden considerar como ejercicios de control y dominación todas aquellas estrategias que llevan a las personas a someterse a patrones de pensamiento y comportamiento. Con el avance y la masificación de las nuevas tecnologías, su llegada a los hogares y los escenarios de trabajo y ocio, las posibilidades de disciplinamiento y control superaron al panóptico reseñado por Foucault. Mirta Giaccaglia, en su texto “Sujeto y modos de subjetivación” (2009) nos dirá que “Mientras que en las sociedades disciplinarias la lógica de dominación se asentaba en las diferentes instituciones de encierro, los nuevos dispositivos de control, ejercidos gracias a las tecnologías digitales, atraviesan los viejos muros de la clausura para ejercer un control en espacios abiertos, al aire libre” (p. 1). Al respecto nos dice Gubern, en su texto “La escena y el laberinto” (1996) que:

con la Realidad Virtual se maximiza lo que Paul Virilio ha llamado “el golpe de estado informático”, que ha suplantado la realidad por sus apariencias” (p. 19) […] “Baudrillard lo ha dicho con frase lapidaria: “Vivimos en un mundo en el que la más alta función del símbolo es la de hacer desaparecer la realidad y la de enmascarar al mismo tiempo esta desaparición (El crimen perfecto). […] La Realidad Virtual maximiza la oposición icónica entre apariencia y existencia y no proporciona necesariamente un mejor conocimiento del mundo, sino de cierto mundo ilusorio diseñado por otros hombres dando todo su sentido al famoso engaño de las sombras en la caverna platónica (p. 20).

Las nuevas tecnologías, tanto aquellas que sirven al ocio como aquellas que sirven a la expansión de la información, han tenido la capacidad de construir realidades alternas, tanto desde la construcción de escenarios virtuales que permiten experimentar nuevas sensaciones y emociones, como desde la generación de opinión pública. En el primer caso, las nuevas tecnologías ofrecen la posibilidad de “evadir” la realidad; las angustias heredadas de nuestros antepasados (Gubern, La herencia del cazador, 2000), agravadas por los hechos innegables del mundo en que vivimos (y que los mismos medios de comunicación replican todo el tiempo), como la pobreza, la injusticia o la crisis de identidad, han  hecho que los seres humanos busquemos evadirnos, y mientras otras experiencias como la drogas y el alcohol son condenadas (y con razón) las nuevas tecnologías son vistas con buenos ojos. Sus defensores plantean que la cuestión es aprender a manejarlas y sacarles el mejor provecho, pero muchos adultos ya han perdido el control sobre ellas, así que no es posible esperar un uso más prudente por parte de los más jóvenes. En cuanto a la generación de opinión pública, son los medios masivos de comunicación quienes han realizado efectivamente dicha tarea y gracias a ellos podemos tener, por ejemplo, a una gran parte de la población (la más pobre por supuesto) convencida de que un asesino, como el anterior presidente colombiano, es una de las personas más ilustres que ha tenido este país.

ü  En cuanto al aspecto del consumo, actividad fundamental para el sostenimiento del modelo social vigente, Gubern, en su texto “Claustrofilia versos Agorafilia (1991) nos plantea dos aspectos interesantes al respecto. Por una parte, la posesión privada de nuevas tecnologías tanto para la información, como para el ocio y las tareas del hogar, se convirtió “en su función ostensiva, en nuevo signo de prestigio y de autoestima social” (p. 2). De manera que actualmente es casi imposible encontrar hogares en los que a pesar de que sufren múltiples carencias, no cuenten con televisores de última generación, o con miembros que poseen celulares de alta gama. Por otra parte, Gubern nos habla del “consumismo coleccionista” que se caracteriza por la necesidad de que las personas acumulen “potencial poder cultural” a través de libros, programas de computador, música, películas, etc., a pesar de que realmente no cuenten con el tiempo suficiente para disfrutarlos (p.5). Giaccaglia (2009) complementará esta idea planteando que:

El nuevo capitalismo no es ya de producción, sino de superproducción, orientado a los servicios y las acciones. De ahí que los dispositivos están destinados no a la producción del trabajador, como pretendían las viejas disciplinas, sino a la conformación del consumidor. Con la necesidad de afianzar el consumo, el marketing se ha transformado en el nuevo instrumento de control social. Del hombre encerrado pasamos al hombre endeudado, condenado a una deuda permanente, flexible, inestable, negociable y continua, o como sintetiza Sibilia (2005:29), “...del productor disciplinado (sujeto de la fábrica), pasamos al consumidor controlado (sujeto de las empresas)”. Ahora los sujetos se definen menos en función del Estado y más en virtud de sus relaciones con el mercado (p. 2).

ü  En el plano de la geopolítica, podemos apoyarnos en Roman Gubern quien en su texto  (1991) nos relata cómo el avance en las tecnologías de la comunicación ha posibilitado la deslocalización territorial y la descentralización de las empresas (p. 10 y 11). De esta manera los espacios de control de las grandes industrias, desde donde se envían las órdenes y se reciben las ganancias, ahora están localizados en las grandes ciudades (capitales de las naciones más poderosas), en tanto que las sedes de explotación,  producción y por supuesto, contaminación, se han ubicado en la periferia (Latinoamérica, África, Asia, India, ultramar). Toledo y Comba en su texto “Tecnologías de comunicación e ideología” (s.f) llamarán a este fenómeno la “dualización”, esto es, “el trabajo inmaterial en el norte (procesamiento de información, investigación, generación de conocimiento) y el trabajo sucio en el sur (industrias altamente contaminantes) (p. 1). Para que esto sea posible, es necesario la complicidad de los gobiernos quienes a través de tratados de comercio negocian, en la legalidad, los recursos humanos y naturales de estos países “periféricos” sometiendo a sus poblaciones al riesgo y la incertidumbre (véase por ejemplo el Plan de desarrollo 2014-2018 del gobierno colombiano, orientado desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE)



ü  Finalmente, si bien Gubern (1991) nos habla del peligro que significa para la especie humana el desequilibrio entre el desarrollo material (en este caso traducido en desarrollo tecnológico) y el desarrollo moral, este desequilibrio parece resultar muy funcional al modelo capitalista: La ausencia de conciencia moral sobre las consecuencias del consumo y la ausencia de crítica frente a lo información que los medios de comunicación promueven, han permitido el perfeccionamiento, la intensificación y la expansión del capitalismo moderno. Jamás los seres humanos tuvimos acceso a tanta información y jamás estuvimos tan desinformados. Jamás tanta tecnología de la comunicación para estar tan incomunicados. Jamás tantos avances tecnológicos al lado de tanta desigualdad, de tanta injusticia, de tanta insolidaridad y de tanta violencia, condiciones todas ellas necesarias para el sostenimiento del modelo social vigente. El peligro para la humanidad parece residir en su cada vez más acentuada indignificación. 

Comente la siguiente idea: el problema propiamente pedagógico no es cómo aplicar las nuevas tecnologías en el aula, esta aplicación es un asunto técnico y didáctico, sino cómo problematizar críticamente y reflexivamente la complejidad del mundo virtual tecnológico que habitamos, desde una perspectiva educativa. Argumente sus acuerdos y desacuerdos.

Jesús Salinas en su texto “Enseñanza flexible, aprendizaje abierto: Las redes como herramientas para la formación” (1999) nos presenta un panorama de la educación mediada por las nuevas tecnologías (ya sea presencial o a distancia) en el cual se exponen una serie de innegables ventajas, ventajas que configuran nuevas formas de aprender y que han demostrado ser útiles en especial para la educación de adultos (un ejemplo concreto es esta Maestría). Desde esta perspectiva, y confiando plenamente en la autonomía de todos los adultos, sería válido pensar que la aplicación de las nuevas tecnologías en el aula es un asunto meramente técnico o didáctico, sin embargo, desafortunadamente la autonomía no puede considerarse como un valor inherente y presente en todos los adultos, y baste para comprobarlo los incontables casos de plagio en los trabajos presentados por los estudiantes de la modalidad virtual, o el tema de la suplantación como fenómeno creciente (¿Cómo saber a ciencia cierta quién se encuentra al otro lado de la pantalla?).  En mi país es común que profesionales desempleados ofrezcan sus servicios para realizar, a nombre de otras personas, cursos en internet, trabajos e incluso tesis de Maestría. Ya hemos recurrido antes en estas páginas al planteamiento de Giaccaglia para hablar de los enmascaramientos a través de la red.

Y si el tema de la autonomía se torna complejo con los adultos, mucho más lo es cuando a niños y adolescentes se refiere. La construcción de la autonomía (cuando se logra) es un proceso que se vivencia especialmente en estas edades, de manera que difícilmente los niños y adolescentes de nuestras instituciones educativas estarán preparados para asumir autónomamente su proceso de aprendizaje a través de las nuevas tecnologías. A este respecto puede sumarse el fenómeno de la tecnocultura interfacial expuesto por Gubern (1991, p. 4) con sus posibles consecuencias para la formación emocional y psíquica de los individuos.

Ya se han reseñado en estas páginas los altísimos costos: humanos, políticos, sociales y ambientales que han traído consigo las nuevas tecnologías. Si bien es necesario reconocer su poder de fascinación entre las nuevas generaciones, generaciones que aún no han alcanzado la autonomía, resignarse al hecho de que aquí están y debemos todos asumirlas y transformar nuestras prácticas en torno a las nuevas transformaciones que estas proponen, es resignarse también al modelo social que agencian. Y aquí cabe nuevamente la pregunta sobre la función de los sistemas educativos: ¿para qué educar? La sobrevaloración de las nuevas tecnologías respecto de sus ventajas para la educación parece ir en contra del planteamiento sobre la finalidad de los sistemas educativos: estos deberían aportar a la formación de mejores ciudadanos y no de mejores consumidores.

Finalmente, Mattelart (s.f) nos habla de la responsabilidad personal del uso de las nuevas tecnologías.  Por su puesto, dicha responsabilidad atañe a los maestros, tanto en su fuero personal como en su ejercicio como educadores, de manera que es necesario concluir que, en efecto, el problema propiamente pedagógico reside en cómo problematizar críticamente y reflexivamente la complejidad del mundo virtual tecnológico que habitamos, desde una perspectiva educativa. 

Bibliografía

   Arendt, H. (1998). La condición humana. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.

       Gaviria, D. (2015). ¿Cómo Educar para la Democracia? Bogotá: Escuela de Maestros Gimnasio Moderno. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=RGQdcwWVlCw

     Giaccaglia, M. (2009). La constitución de la subjetividad en le era digital.  Fragmento de Sujeto y modos de subjetivación (pp. 136-141). En: Ciencia, Docencia y Tecnología (38, Año XX). Consultado en http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=14511603005

        Gubern, R. (1991). Claustrofilia versus agorafilia en la sociedad postindustrial. En: El simio Informatizado (cap. XIV). Buenos Aires: Universitaria

        Gubern, R. (1996). El laberinto digital / La escena laberíntica: la realidad virtual. En: Del bisonte a la realidad virtual (cap. V y VI). Barcelona: Anagrama

        Gubern, R. (2000). De la caverna a la electrónica. La herencia del cazador. En: El eros electrónico (pp. 7-10). España: Taurus

        Mattelart, A (s.f).  Cada uno debe asumir su responsabilidad en la comunicación. Radio Nederland. Servicio Español. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=psOySUa8pxA

        Salinas, J. (1999). Enseñanza flexible, aprendizaje abierto. Las redes como herramientas para la formación. Recuperado en enero 2014 de http://edutec.rediris.es/Revelec2/Revelec10/revelec10.html

        Toledo, E. & Comba, S. (s/f). Tecnologías de comunicación e ideología. Recuperado en enero 2014, de http://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/707/Tecnolog%C3%ADas%20de%20Co
municaci%C3%B3n%20e%20ideolog%C3%ADa_A1a.pdf?sequence=1


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